DOMINGO IV DE PASCUA, EL BUEN PASTOR.

Autor: P. Leonardo Castellani. De su libro “DOMINGUERAS PRÉDICAS”

cod.-414-400-il-buon-pastoreEvangelio según San Juan 10,11-18.
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre”.

 

 

 

El Evangelio de hoy nos trae la Parábola del Buen Pastor, comenzando por la frase “Yo soy el Pastor Hermoso” (así es en el original griego), pero la Parábola comienza contra los Malos Pastores[1], después de la curación del Ciegonato y la increíble obcecación de los Judíos –con las palabras: “En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta del ovil ovejero sino que se trepa de otro lado, ése es ratero y ladrón”. Este sermón o recitado pertenece al fin de la vida Cristo, y después de él sigue un largo y acalorado diálogo en que Cristo acaba por decir que “Él es Dios” (“Yo y mi Padre somos uno”-v.30) y los judíos por intentar apedrearlo. Cristo como Buen Pastor fue la primera devoción de la Iglesia: después vinieron la de Cristo Rey en Oriente, la del Crucifijo en la Edad Media, la del Sagrado Corazón en nuestros tiempos. Los cristianos perseguidos grababan en las Catacumbas el dibujo de un joven en atuendo pastoril con una oveja sobre los hombros; al lado del pez, que era símbolo secreto de la fe cristiana, pues en griego, “ijthys”, sus letras son las iniciales de la frase: Jesús Cristo Salvador Hijo de Dios. Ése es el apodo, “Pastor”, que más frecuentemente se dio Cristo a Sí Mismo; los antiguos Profetas lo llaman “Rey” más veces, pero también lo llaman “Pastor” muchas veces. Cristo en este recitado sobre el Buen Pastor y el Malo no hace más que renovar en forma más limpia recitados de Jeremías (23,4), Isaías (49, 9-10) y Zacarías (11, 15-17), los cuales vociferan contra los Malos Pastores y profetizan que Dios mismo bajará a constituirse en Protopastor –o Pastor Principal- como lo llama San Pedro (I Pedro 5,4). Pero Cristo añadió dos rasgos que no están en los otros Profetas, y que son privativos dél: “El Buen Pastor da la vida por sus ovejas”. – “El Buen Pastor conoce a sus ovejas una por una”. En otra Parábola añadió un tercer rasgo paradojal: “El Buen Pastor va él mismo en busca de la oveja extraviada dejando a las otras noventa y nueve” (Lc 15,4).

Nuestra época necesita dese Buen Pastor: lo ha abandonado, lo ha negado, se han ido todas las ovejas menos una; y no les va muy bien a las noventa y nueve; y parecería que Cristo no tiene ciento noventa y ocho pies para ir a buscarlas; pues parecería realmente que en lo religioso, nuestra época “está dejada de la mano de Dios”, según la vieja frase española[2]. Nosotros no lo estamos, por la gracia suya; pero somos una “pequeña grey”. No importa: en tiempo de Cristo éramos también una “pequeña grey”. No importa: en tiempo de Cristo éramos también una “pequeña grey”; y se me hace que en todos los tiempos, los veramente cristianos han sido una pequeña grey, comparados con el tropel de afuera. Dichosa eres, pequeña grey”, dijo Cristo, “porque ha complacido a Dios darte a ti el Reino.”[3] Y en este Evangelio: “Pero tengo otras ovejas que no son deste ovil – ¡Ojo! Hay muchísimos que pertenecen a Cristo que no están en esta Iglesia, ni quizás en ninguna Iglesia- y los voy que tener que buscar, y ellos también oirán mi voz, y se ha de hacer un solo ovil y un solo Pastor”. ¿Cuándo será eso? ¿Antes de su Segunda Venida o después de su Segunda Venida? Yo no lo sé. Por ahora no se ven muchas señales deso; del Ovil Universal. Dispersión más bien se ve, como un rebaño que oye el trueno o en medio del cual cae el lobo.

¿Cómo pastoreó el Buen Pastor a los suyos? Es curioso: enseñando[4]. ¿Qué enseñó? Dogmas;

“Yo soy la puerta: si uno por mí entrare, se salvará, y entrará y saldrá y hallará prados”. En estos días de gripe he leído el libro de un presuntuoso pensador o pseudopensador español que se desencadena contra los dogmas, y no sabe lo que son. Dice que los católicos, los protestantes y los judíos deberían fusionarse, porque al fin y al cabo tienen lo principal, que es creer en Dios, y sólo difieren en los dogmas, los cuales no tienen importancia, pues lo que importa son los HECHOS. Ahora bien, todos nuestros dogmas son hechos, los dogmas son enunciaciones de un hecho, de que Cristo resucitó o la Virgen fue llevada a los Cielos. El centro de todos nuestros dogmas es la Encarnación del Verbo, que es un hecho histórico y un hecho sobrehistórico. El hecho histórico: “existió un hombre llamado Jesús que dijo que era Dios”; el hecho sobrehistórico: “Jesús dijo la verdad” –que es el mismo hecho asumido en un acto de fe, vuelto “metahistórico”[5].

Esta manera de hacer un solo ovil y un solo pastor es mala. Si católicos, protestantes y judíos creemos en Dios pero diferimos en los dogmas, en realidad de verdad creemos en tres dioses diferentes’, uno verdadero y dos falsos: el horrendo Dios de Calvino es falso[6]; el Jesucristo de los judíos, un impostor hijo adulterino de una mala mujer, es falso; tan falso como el otro Jesucristo que fabrican muchos judíos ahora, “el más grande héroe de nuestra raza, el Primero de los Fariseos”[7]. El Único Ovil y Único Pastor de Salvador de Madariaga daría una mezcolanza horrible, si fuera posible. Es imposible. Reconozco la buena voluntad y hasta el (relativo) talento deste galaico descendiente de judíos; pero su Único Ovil es malo. El Único Ovil del Buen Pastor sólo puede lograrse en la unidad de una misma fe y una misma caridad. Madariaga tiene un principio de caridad; pero es muy poca; no ama a Cristo[8].

[1] Juan 10, 1-10.

[2] “El que se enfrenta a Cristo, o bien lo acepta y a Él se adhiere, o bien se escandaliza, es decir, tropieza. Y eso vemos que sucede por todas partes en el Evangelio, donde Cristo dice: ‘Dichoso el que en Mí no se escandalice’ (Mt 11,6), o sea, en Mí no tropiece”. Pero luego surge en uno la reserva de que ahora no se cumple eso, pues una parte enorme de la Humanidad ni adhiere a Cristo ni se irrita contra Él; le es indiferente. La respuesta a esto nos llevaría lejos y no hay tiempo. En una palabra, ya que ‘al buen entendedor, brevedad’, hoy día una enorme muchedumbre no se enfrenta con Cristo, no lo encuentra, lo ignora. Y eso mara a nuestra época con una actitud fatal, que es la tibieza, de la cual está escrito: “No eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Mas porque eres tibio, y no caliente ni frío, comenzaré a vomitarte de mi boca (Apok. 3, 15-16); o sea, lo que decimos en español ‘dejados de la mano de Dios’. Y esto está dicho a la Iglesia de Laodicea, que es la Iglesia del Fin del Mundo, según me parece de acuerdo en muchos Santos Padres; el principal, San Alberto Magno” (Castellani, Homilías Nuevas del Ciclo C”, Cuarto Domingo durante el Año. Inédito).

[3] Lc. 12,32.

[4] La plenitud del sacerdocio permite que el Obispo tenga el lugar de Cristo para actuar sobre su Cuerpo Místico, la Iglesia. Este poder no se limita a las funciones cultuales, sino que comienza con la evangelización. El Señor confió a los Apóstoles la enseñanza de la verdad que salva (Mt 28, 19), y en San Pablo encontramos vinculados los ministerios de “pastores y doctores” (Ef 4,11). Santo Tomás escribe: “Enseñar, esto es, exponer el Evangelio, incumbe al Obispo, cuyo acto propio es perfeccionar… y perfeccionar es lo mismo que enseñar” (Summa Teológica, III, q. 67, art. 1, ad 1m). encontramos  la misma doctrina en el art. 2, ad 1m.

[5] “Los grandes misterios, como la Santísima Trinidad o el Santo Sacramento son puntos de partida para el desarrollo de pensamientos estimulantes, frente a los cuales todos los arañazos escépticos resultan una cosa estrecha y polvorienta. Así, aceptar el Verbo en o una verdad significa estar en la atmósfera de lo absoluto, no sólo con San Juan Evangelista, sino con Platón y con todos los grandes místicos del mundo. Aceptar el Verbo como un ‘texto’, una ‘interpolación’, un ‘desarrollo’, como una palabra muerta en un documento muerto, es situarse completamente en un plano más bajo de la vida humana. Exaltar la Misa es entrar en un plano magnífico de las más impersonales abstracciones tanto como de los más personales afectos. Ponerse a empequeñecer la Misa con charlatanería sobre lo que tiene de común con Mitra o los misterios, resulta una actitud pequeña y pedante; no sólo más baja que el Catolicismo, sino más baja que el Mitraísmo”.

Cuando el periodista dice por milésima vez: ‘Una religión viva no puede ser un triste y polvoriento dogma, etc’, lo detendríamos con una exclamación y le diríamos: ‘!Cuidado! Se equivoca desde el principio. ‘Si condescendiera a preguntar viven, inspiran y tienen interés real. El celo, la caridad y la unción son admirables como las flores y los frutos; pero si uno se interesa por el principio viviente, debe interesarse por la raíz o la semilla. Aunque el crítico no pueda llegar a coincidir con el católico, debe llegar a comprender que lo que hace a éste católico son ciertas ideas sobre el universo. Ha de ver que aquello que lo diferencia de la demás gente es ser universal y católico (“Católico” significa universal) de esa manera; y que  esto es, al menos, lo que le da cierto interés en la historia humana” (G.K. Chesterton, “Lo que Pensamos”,  en “The Thing”. Abreviado.

[6] Calvino enseñó que Dios crea a algunos hombres (en realidad, a la mayoría) para condenarlos. No dijo que Dios permite el mal uso del albedrío y la consiguiente perdición, sino que, hagan lo que hagan, de todas maneras se perderán, PORQUE ASÍ LO HA QUERIDO DIOS. “Calvino llegó a decir que Dios crió al género humano con destino a perpetua condenación, ‘massa damnata’; o por lo menos con voluntad indiferente a que se salve o no, que fue levantada por el pecado de Adán y convertida en voluntad de condenación… Consecuente con su atroz pesimismo, Calvino estampó esta blasfemia: ‘El Libro de la Vida debiera llamarse Libro de la Muerte’”. (Castellani, nota 2 a Summa Teológica, Q. XIX, art. 6 y nota 2 a Q. XXIV, art. 1; Club de Lectores, Bs. As., 1988).

Esta herejía tiene hoy un influjo extraordinario porque es la base de la cosmovisión yankee: Hilaire Belloc ha atribuido gran importancia a que la mentalidad nacional de EE.UU. sea calvinista. El Nuevo Orden Mundial actualiza el Reino que los fariseos exigían a Cristo, porque el Calvinismo es un retroceso al Antiguo Testamento: Belloc observó con penetración que “puritano” y “fariseo” tienen el mismo significado, y designan a un tipo de hombre que confunde la santidad con la exterioridad religiosa y se cree “predestinado” a dominar el mundo e imponer un dominio inicuo al resto de los hombres.

[7] Esta opinión, que fue la de Martin Buber, es hoy defendida entre otros por Geza Vernes, judío húngaro y profesor en Oxford, quen ha dedicado tres libros a la cuestión: ‘Jesús el Judío”, “Jesús y el Mundo Judaico” y “La religión de Jesús el Judío”. Y poco tiempo atrás, el rabino Mario Rojzman (quien peregrinó a Tierra Santa con Monseñor Laguna) declaró creer en la religión de Jesús, no en la religión sobre Jesús (“La Nación”, 3-V-98, p. 4).

[8] “La Nación” del lunes 23-VI-97, p. 17, anuncia que “un centenar de delegados de las religiones históricas y otros tantos representantes de los más diversos movimientos espirituales se congregarán entre hoy y el viernes en San Francisco, Estados Unidos, con el propósito de acordar los pasos para redactar la ‘Carta de las Religiones Unidas’… Su declarado propósito es reunir a las religiones y tradiciones espirituales en una mesa común, en una asamblea permanente, diaria y global, en la cual, respetando las diferencias, se procurará ‘la pacificación entre los distintos credos con el objetivo de lograr un trabajo conjunto para el bien de todas las formas de vida y la sanación de la Tierra’”.

Después de haber despreciado a Cristo Rey, Pilato mostró su escepticismo: “¿Luego Tú eres Rey?…¿Qué es la verdad?” (Juan 18, 37-38). En nuestro siglo ha vuelto a aparecer la conexión entre ambas actitudes: los falsos profetas primero dijeron que el Señor no debía reinar en la sociedad y luego aparecieron los promotores de un transcristianismo que permita a los hombres “unirse” al margen de la Verdad.

Los socios de las “Religiones Unidas” proceden como si fuese cuestión de poca monta la aceptación o el rechazo del Dios Verdadero. Pero la Verdad es la vida de nuestra inteligencia. ¿Cómo podrán entenderse los que han renunciado al entendimiento?

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Un comentario

  1. Senor Jesus, tu eres Rey!!
    Que tengamos conciencia suficiente de tu presencia, de tu compania, de tu Amor Agape, que nos busca siempre,
    Que te dejemos entrar a nuestro corazon endurecido…
    No estamos solos, porque vos Senor estas y nos amas Siempre…

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